Vínculos sanos y patológicos

13.06.2024

Un vínculo sano

            Se va a considerar sano todo aquel vínculo en que el Yo es capaz de utilizar estrategias para gestionar lo malo y conservar lo bueno de la relación, manteniendo una comunicación bidireccional eficiente que pueda ser adaptativa. Para que ello sea así es necesario que haya una comunicación permanente, sincera y directa en la que se tenga en cuenta las necesidades de sujeto y objeto, además de que dicha comunicación produzca un aprendizaje que permita la retroalimentación de la propia conducta.

            Así pues, los componentes clave para la existencia de un buen vínculo son la presencia de una comunicación bidireccional correcta, eficiente y en la que existe feedback y el hecho de que dicha comunicación permita la adquisición de un aprendizaje. 


Vínculos patológicos

             No todo tipo de vínculo es sano. Si bien como hemos dicho generalmente el vínculo supone una estructura espiral en que se va dando una retroalimentación de la relación, en ocasiones dicha estructura se ve entorpecida y paralizada por el miedo, que haciendo que el tercero actúe como barrera provoca que el vínculo acabe volviéndose algo estático que impide adaptarse de forma adecuada a la realidad comunicacional.

           Así, para el autor de la teoría del vínculo existen diferentes maneras de relacionarse que constituyen una vinculación patológica al no producirse un aprendizaje o al encontrarse disfuncionalidades en la comunicación que hace que esta no sea completamente bidireccional y no produzca una correcta modificación mútua. 

          La comunicación dejaría de ser totalmente permanente, sincera, directa o dialéctica.

          Algunos de los principales vínculos patológicos son los siguientes:

1. Vínculo paranoico

En este tipo de vínculo pueden aparecer conductas agresivas y de desconfianza, reivindicando algo uno al otro.

2. Vínculo depresivo

La vinculación establecida genera o es generada por la presencia de culpa o necesidad de expiación.

3. Vínculo maníaco

            Relación establecida debido a la expansividad emocional. Se basa en la impulsividad y la actividad frenética.

4. Vínculo esquizofrénico

            Este vínculo se caracteriza por una elevada presencia de aislamiento de la realidad, considerándose que el autismo como ausencia relacional es una característica de este vínculo psicopatológico. Según Pichon-Riviere, es propio de la esquizofrenia y de otros trastornos psicóticos en que se desvincula el yo con la realidad. Pueden aparecer agrupaciones de otros tipos de vínculos.

5. Vínculo obsesivo

             La relación propia de un vínculo obsesivo supone que al menos uno de los individuos vinculados pretende mantener un control y orden en la relación. Se pretende controlar y vigilar al otro debido a la ansiedad producida por la desconfianza.

6. Vínculo hipocondríaco

           La forma de relacionarse con el entorno pasa a ser la queja por el estado de salud o la preocupación por el cuerpo.

7. Vínculo histérico

            Este tipo de vinculación se basa la representación, queriendo la psique de uno de los componentes del vínculo querer expresar algo a través de la actuación o la sintomatología. Así, hay un gran dramatismo y plasticidad. El tipo de expresión puede ir desde la sintomatología física (convulsiones, alaridos, etc.) propio de una histeria de conversión o a través de miedos derivados de la desconfianza.

8. Vínculo nocturno

            Propio de sujetos con estados de alteración de conciencia, en este tipo de vinculación un sujeto intenta establecer una relación con un objeto, pero se ve dificultado por el sueño. Si logra establecerlo suele tener tintes delirantes.

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